«Cuando un niño es pequeño, cree que el mundo gira alrededor de él. No entiende que no pueda tener todo lo que quiere en el momento en que lo quiere. No sabe esperar, porque no tiene aún el concepto de tiempo, ni la capacidad de pensar en los deseos y necesidades de los demás.
Por eso cualquier límite o cualquier cosa que se le niegue, lo sienten cómo algo injusto y terrible.
No entienden porque no se le da lo que desea, en ese momento.
Se sienten frustrados y despojados de lo que quiere en ese instante. No tiene aún herramientas para eliminar, disminuir o tolerar su malestar.
Si con su actitud consigue siempre lo que pide, en el momento en que lo pide, no consigue superar el malestar que le provoca la espera o la negación de sus deseos.
Al llegar a la edad adulta, va a seguir sintiéndose mal ante cualquier límite o ante la necesidad de pospones una satisfacción. Necesitan eliminar lo antes posible este malestar.
Esto provoca, que ante cualquier incomodidad, nos desmotivemos y abandonemos nuestras metas y proyectos. Que nuestros deseos pierdan importancia».
Nuestro papel como acompañantes (padres, madres, asistentes, amigos,…), es acompañar (valga la redundancia) este malestar, sin interferir en su proceso, manteniendo los limites firmes y claros. Apoyando y dando amor y seguridad, para que el camino a transitar sea más llevadero y agradable. Que encuentren su propia manera de superar su frustración y poder conseguir, a su ritmo, ir superando esos obstáculos que les hacen detenerse en su camino.
Un espacio de seguridad personal.
L´Atélier, Espacio de Expresión y Formación Educación Creadora, en Sevilla.
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